lunes, 5 de enero de 2009

Enteramente de acuerdo con los exámenes de conciencia personales que plantea la compañera Diana. Creo que esa debe ser la autocrítica personal, grupal y más allá. Alguna vez nos hemos regodeado en alteraciones a la ley y a la conciencia moral y eso incide en el respeto mutuo que nos debemos y debemos a los demás. Me incluyo entre ellos, aunque no en la medida de un linchamiento como debe o debiera hacerse con políticos y cosas peores. Aunque así comienza, es cierto, y hemos incurrido en esas prácticas de alguna manera.
Sí, el cambio empieza por uno mismo... y no se debe quedar ahí: si cometiste un error, te debes reivindicar y rectificar. Entregar constancia, disciplina, buscar lo positivo del otro e inyectar ese ánimo de lucha y buen juicio cuando se nos da a cada uno. En fin, esfuerzo y acción compartida.
Quedarnos en el umbral de las lamentaciones, en esta realidad dura que vemos en el trabajo, en la escuela, en cada rincón que nos lastima, no ayuda. Ayuda lo que persiste, lo que lucha, como en comunidades que reclaman su dignidad contra el abuso de poder o quien es capaz, fectivamente, de cambiar actitudes que agobian y entrampan más nuestra cotidiana y alterada vida citadina.
Comparto esta postura y... adelante con el cambio desde lo personal. Me sumo y lo acepto humildemente, tal como los errores que cometo y reconsidero (entre otros, no sumarme a las formas de organización estudiantil de la Facultad contra deficiencias administrativas, pretextando tiempo o trabajo. Debo tener un espacio para actuar y no sólo observar), incluso con más valor de frente a las circunstancias crudas que nos aquejan hoy día, antes que epistolarmente. Anotado.

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