La evolución de la comunicación ha logrado implementar nuevas tecnologías, mismas que están cada vez más cerca de los individuos, la gran influencia de los medios de comunicación, que se han olvidado de la objetividad, que en su lucha por el interés propio, y las presiones competitivas, solo enajenan y cumplen con mantener su engañoso status de comunicadores de la realidad, logrando sus fines olvidando los códigos de la ética periodística, que los lleva a comercializar con la intimidad de personajes públicos, y de todo lo que para ellos represente un artículo de consumo (incluyendo al ser humano). Y es a partir de lo anterior que en el presente ensayo se abordará el tema de la intimidad y la privacidad tomando como base un análisis sobre el tema, que nos entrega el escritor José Luis Pardo en su libro “la intimidad”.
Es evidente que en la actualidad los medios masivos de comunicación, han alcanzado magnitudes que en algún momento fueron inimaginables; han logrado cautivar a la sociedad, son creadores, manipuladores y controladores de una “cultura social”. Para la sociedad actual la máxima preocupación se resume a la realización individual. Pero el perfil de personalidad que requiere la sociedad de un individuo corresponde a las necesidades de la misma sociedad, aunque el sujeto no se de cuenta que debe cumplir con estos requisitos. “La comunidad y no la soledad, es pues, la fuente de la intimidad”
La intimidad es lo más secreto del ser humano; las formas profundas del alma humana, lo que se mantiene alejado del público y que ha de estar libre de intromisión, mientras no se comunique permanecerá en ese lugar íntimo, la “zona sagrada”. Es una necesidad primordial del individuo, siendo la clave de su desarrollo. El autor dentro de su análisis, describe intimidad como “El sentido común de la lengua”.
Privado representa lo personal y lo particular, este ámbito será foco de toda suerte de tribulaciones a no ser que esté legalmente protegido. Lo privado es como lo llama Pardo la banalidad de lo íntimo, esto es cuando lo intimo sale a la luz, ya sea por intereses económicos, de poder público, o simplemente para compartir cierta complicidad con otros miembros del grupo social al cual pertenece o quiere pertenecer un sujeto. La venta de la intimidad se convierte en publicidad, y seguirá siendo de ese modo siempre que haya compradores y consumidores.
Como ya se ha mencionado, la comercialización de la intimidad se ha convertido actualmente en la línea a seguir en información dentro de los medios masivos de comunicación, principalmente en la televisión han surgido nuevas formas de comunicar, invadiendo la intimidad, individual, de grupos sociales y hasta de instituciones, los nuevos proyectos televisivos basan sus contenidos en cuestiones banales que frenan el desarrollo de la sociedad y así mismo, frecuentemente faltan al respeto a los códigos éticos que sí existen y que deben ser tomados en cuenta por quienes tienen en sus manos la tarea de comunicar. Dichos códigos aunque nacieron a la par del periodismo impreso llamaron fuertemente la atención a partir de la segunda guerra mundial, es desde entonces que el fenómeno de la información y comunicación, dio el giro que marco un cambio total en la importancia social y política; así mismo admitió la necesidad de una normatividad específica. Afortunadamente - como lo plantea Hugo Aznar: “al hilo del creciente protagonismo de los medios, aumenta la preocupación colectiva por su ética” - hay organismos que se preocupan por realizar y dar a conocer dichos códigos. De igual manera una parte del público comienza a despertar poco a poco de la pesadilla manipuladora, y en algunos casos exige que exista la ética en los medios de comunicación; a pesar de que lo anterior no se refleje todavía en el grueso del público receptor, la importancia del hecho es que ha comenzado.
Conclusión:
• Desde que se descubrió que los mensajes puedes llegar a los diversos grupos de la sociedad, fue detectada una mina de oro en la que las empresas privadas de comunicación, se preocupan más por sus intereses que por informar o buscar contenidos inteligentes y divertidos. Las notas en los noticieros son fabricadas de acuerdo a sus propios intereses, y justo es en este rubro donde entra la nueva línea de manipulación, poner en venta la intimidad, entregando al público receptor una enorme gama de “chismes”, que dichos medios convierten en la nota del día, semana o mes, dependiendo de la necesidad de distracciones, que se requieran para mantenerse dentro de la competencia por el rating mismo que se ve reflejado cuantitativamente en la cantidad de patrocinios que entran al medio.
• Como en la mayoría de los problemas que atañen a la sociedad, la solución la tienen los receptores de los mensajes (individuo, masa, sociedad) y no en quien los emite, es necesario que el público levante la voz, que se cuestionen sobre lo que ve, lee o escucha, no creer que los medios son benévolos al “informarnos” de la vida privada de los personajes célebres o de lo que tal o cual institución hizo algo en contra de las reglas “sociales” estipuladas por el Estado. El público tiene la capacidad de indagar no todo es corrupto, hay todavía quienes respetan la ética y buscan a pesar de ir contra corriente dar al público un respiro de verdad dentro de su programación o notas informativas y de entretenimiento.
Bibliografía:
Aznar, Hugo. “Códigos éticos del periodismo” Revista Mexicana de Comunicación, octubre-noviembre 2004, p. 50-52
Pardo, José Luis. La intimidad, España 96, Pre textos, 313 pp.
Es evidente que en la actualidad los medios masivos de comunicación, han alcanzado magnitudes que en algún momento fueron inimaginables; han logrado cautivar a la sociedad, son creadores, manipuladores y controladores de una “cultura social”. Para la sociedad actual la máxima preocupación se resume a la realización individual. Pero el perfil de personalidad que requiere la sociedad de un individuo corresponde a las necesidades de la misma sociedad, aunque el sujeto no se de cuenta que debe cumplir con estos requisitos. “La comunidad y no la soledad, es pues, la fuente de la intimidad”
La intimidad es lo más secreto del ser humano; las formas profundas del alma humana, lo que se mantiene alejado del público y que ha de estar libre de intromisión, mientras no se comunique permanecerá en ese lugar íntimo, la “zona sagrada”. Es una necesidad primordial del individuo, siendo la clave de su desarrollo. El autor dentro de su análisis, describe intimidad como “El sentido común de la lengua”.
Privado representa lo personal y lo particular, este ámbito será foco de toda suerte de tribulaciones a no ser que esté legalmente protegido. Lo privado es como lo llama Pardo la banalidad de lo íntimo, esto es cuando lo intimo sale a la luz, ya sea por intereses económicos, de poder público, o simplemente para compartir cierta complicidad con otros miembros del grupo social al cual pertenece o quiere pertenecer un sujeto. La venta de la intimidad se convierte en publicidad, y seguirá siendo de ese modo siempre que haya compradores y consumidores.
Como ya se ha mencionado, la comercialización de la intimidad se ha convertido actualmente en la línea a seguir en información dentro de los medios masivos de comunicación, principalmente en la televisión han surgido nuevas formas de comunicar, invadiendo la intimidad, individual, de grupos sociales y hasta de instituciones, los nuevos proyectos televisivos basan sus contenidos en cuestiones banales que frenan el desarrollo de la sociedad y así mismo, frecuentemente faltan al respeto a los códigos éticos que sí existen y que deben ser tomados en cuenta por quienes tienen en sus manos la tarea de comunicar. Dichos códigos aunque nacieron a la par del periodismo impreso llamaron fuertemente la atención a partir de la segunda guerra mundial, es desde entonces que el fenómeno de la información y comunicación, dio el giro que marco un cambio total en la importancia social y política; así mismo admitió la necesidad de una normatividad específica. Afortunadamente - como lo plantea Hugo Aznar: “al hilo del creciente protagonismo de los medios, aumenta la preocupación colectiva por su ética” - hay organismos que se preocupan por realizar y dar a conocer dichos códigos. De igual manera una parte del público comienza a despertar poco a poco de la pesadilla manipuladora, y en algunos casos exige que exista la ética en los medios de comunicación; a pesar de que lo anterior no se refleje todavía en el grueso del público receptor, la importancia del hecho es que ha comenzado.
Conclusión:
• Desde que se descubrió que los mensajes puedes llegar a los diversos grupos de la sociedad, fue detectada una mina de oro en la que las empresas privadas de comunicación, se preocupan más por sus intereses que por informar o buscar contenidos inteligentes y divertidos. Las notas en los noticieros son fabricadas de acuerdo a sus propios intereses, y justo es en este rubro donde entra la nueva línea de manipulación, poner en venta la intimidad, entregando al público receptor una enorme gama de “chismes”, que dichos medios convierten en la nota del día, semana o mes, dependiendo de la necesidad de distracciones, que se requieran para mantenerse dentro de la competencia por el rating mismo que se ve reflejado cuantitativamente en la cantidad de patrocinios que entran al medio.
• Como en la mayoría de los problemas que atañen a la sociedad, la solución la tienen los receptores de los mensajes (individuo, masa, sociedad) y no en quien los emite, es necesario que el público levante la voz, que se cuestionen sobre lo que ve, lee o escucha, no creer que los medios son benévolos al “informarnos” de la vida privada de los personajes célebres o de lo que tal o cual institución hizo algo en contra de las reglas “sociales” estipuladas por el Estado. El público tiene la capacidad de indagar no todo es corrupto, hay todavía quienes respetan la ética y buscan a pesar de ir contra corriente dar al público un respiro de verdad dentro de su programación o notas informativas y de entretenimiento.
Bibliografía:
Aznar, Hugo. “Códigos éticos del periodismo” Revista Mexicana de Comunicación, octubre-noviembre 2004, p. 50-52
Pardo, José Luis. La intimidad, España 96, Pre textos, 313 pp.
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